lunes, 5 de febrero de 2007

"Hola Fer... ¿estás?". Parte II.

“… Esta espectral textura de la oscuridad, esta melodía en los huesos, este soplo de silencios diversos, este ir abajo por abajo, esta galería oscura, oscura, este hundirse sin hundirse (…) La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta melodía rota de mis frases…”

“La palabra del deseo”
Alejandra Pizarnik.


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-Hola Fer… ¿estás?…

Otra vez la pregunta y otra vez el silencio. Cientos de veces una y otras tantas la nada, el doloroso vacío. Esperó un momento, tomó coraje, su garganta no podía emitir el verbo adecuado. Sentía un dolor muy grande. Solo quien ha sido abandonado alguna vez sabe de lo que hablo.

-Si llegás a escuc…


Pero no pudo completar la frase. Del otro lado llegó una voz que nada tenía que ver con la parsimoniosa indiferencia del contestador.

-¡Hola!… ¿Oscar?…

Sí, era Fernando. Ay! Fernando… Fernando…!! si supieras las veces que esperó escuchar tu voz!! Y tantas fueron las frustraciones, tanto se había acostumbrado al contestador que ahora (qué paradoja) tu contestación le sonaba extraña.

-Qué alegría hablar con vos!¿adónde estabas que no me respondías los llamados?.

-Bueno, estuve trabajando –dijo Fernando con un dejo de fastidio.

-Disculpá, Fer, es que estoy viviendo un infierno. Vos sabés quién soy, sabés que puedo, que tengo capacidad… no se… quizás es mala suerte lo mío… los dirigentes… la envidia… pero yo puedo, Fer, yo puedo!!! Fer: yo hice debutar a Agüero!!! Y le salvé la vida a Independiente!! Fer… snif…

-Oscar, tranquilizate, vos sabés muy bien que a mí no tenés nada que explicarme…

-… solo quince añitos tenía Agüero, Fer… snif… y yo lo ví… yo gané un mundial, Fer, yo…

-¡Basta Oscar!… me hacés sentir culpable.

Fernando se había llamado a silencio luego de la ida de Oscar de San Lorenzo. Necesitaba aclarar sus ideas, ordenar sus sentimientos. Ahora entendía que durante todo ese tiempo Oscar había sufrido. Por primera vez sintió que no había estado cuando más lo necesitaba.

-Entendé Oscar que fue todo muy difícil… hasta hablé con la gente del Necaxa de México para ver si te podía ubicar ahí… pero me dijeron que habían contratado a un tal Trejo…

-¿Trejo?¿y quién es?.

-No se, Oscar… hasta me mandaron una foto, de un tipo de traje mientras firmaba unos papeles… no reconozco su cara… sospecho que ese tipo no es técnico, ni se llama Trejo, ni nada… sospecho que es todo mentira.

-¿Mentira?¿y porqué van a mentir?… snif… ¿acaso no les intereso como técnico?.

-Oscar… es un momento complicado para ubicarte… encima a ese tal Trejo le está yendo bien…el Necaxa le ganó tres a dos al Cruz Azul… yo creo que lo mejor es el perfil bajo ahora, que todo se calme. Después de unos meses podés venirte a “La última palabra” y…

-¡No quiero ir a la tele! –Oscar estaba desencajado por la furia- ¡no quiero tener que escuchar las pelotudces de Alonso! Ni las del Profe Córdoba!!¿me entendés? No puedo estar con esos fracasados que nunca ganaron nada!!No puedo estar en el mismo estudio que el bambino!!… yo estoy para otras cosas… grandes cosas… yo quiero dirigir la Selección, Fer… tengo mucho para dar… te necesito…salvo que vos…

-¡Ni se te ocurra decirlo! –Fernando levantó el tono por primera vez, no podía permitir que Oscar dudara de él. Justo de él, el incondicional- Oscar, yo lo que te digo es que necesitamos aquietar las aguas, todo está muy caliente todavía. Vos haceme caso, ya pasamos por esto antes… quizás muchas veces, Oscar.

Oscar acusó recibo de la indirecta. Pero calló. Había puesto la amistad en duda, se había extralimitado. Quizás Fernando tuviera razón, todo era muy reciente, demasiadas cosas habían sucedido en tan poco tiempo.

-Sí… creo que tenés razón… como siempre, Fer… disculpá, estoy mal…

-Te entiendo Oscar, no creas que no pienso en vos, todo lo contrario. Dejame estas cosas a mí, dejame pensar qué es lo más conveniente. Quizás sea hora de un “Plan B” ¿te acordás que una vez lo hablamos? Aquella vez de tu salida del América…la pegamos con San Lorenzo pero recordarás que hasta hablamos de ir a dirigir uno de esos clubes gerenciados que están en la lona… el “Tigre” Gareca acaba de firmar en Talleres… no te estoy comparando con él, no me malinterpretes pero… pensalo, esos clubes son fáciles, asumís como técnico, acerco algún grupo inversor que lleve jugadores, que ponga plata. Pensá que esos clubes tienen poco para perder, mucho por ganar y, si se hunden… no se arma bardo. Le echamos la culpa a la gerenciadora… pensalo Oscar…

-Quizás tengas razón… sí… creo que suena bien eso…

-Vos dejámelo a mí, ya vas a ver como salimos adelante otra vez.

Oscar estaba conmovido, notaba en el tono de voz de Fernando esa contagiosa alegría que emanaba de él cada vez que estaba motivado. No eran excusas, no lo estaba dejando solo. Se sentía mal por haber dudado, no estaba ya seguro que su mal momento fuera una razón para poner la amistad de Fernando en tela de juicio.

Y en ese momento, con los sentimientos a flor de piel, realizó una confesión que nadie, dada su fama de duro, podría siquiera imaginar.

-Fer… te amo.

- (Algo incómodo) Oscar… acá cerca está mi señora… sabe que hablo con vos, te manda un cariño muy grande…

-Fer… te amo.

- (Decididamente incómodo) Después hablamos de eso, Oscar. Lo importante es que vos estés tranquilo, dejá todo que yo me encargo ¿si?… mirá, ahora tengo que cortar… quedate tranquilo que hago unos llamaditos y después te digo si surge algo. Descansá, tomate unos días.

-Gracias, Fer… gracias…

Y colgó, ya no podía hablar más. Pero estaba más tranquilo; todo, como tantas otras veces, estaba en manos de Fernando. Y él sabía que ya todo estaba encaminado.

- “Voy a comprarle un buen vino y se lo mando” dijo en voz alta, y se sonrió de la torpeza…

Estaba contento, el “Operativo retorno” está en marcha. Como siempre.


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El amor es como la sal: dañan su falta y su sobra”, decía Sor Juana Ines de la Cruz.

Oscar Ruggeri el como el arsénico: no hace falta que llegue a actuar, su sola presencia ya es peligrosa.


Shisus.

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