jueves, 25 de enero de 2007

Trago Amargo En Tacita De Plata (+ Bonus Track).

Señoras y señores, tengo el agrado de presentar este éxito, que se ha repetido cinco veces en la historia: el Rojo venciendo a los vírgenes de La Plata haciendo de local en el Cilindro Municipal. Cinco partidos, cinco victorias.

Y lo pongo en la sección de Blanquiceleste porque originalmente solo iba a poner el resumen del partido de la empresa frente a Gimnasia de Jujuy (¿una sucursal virginal?), sin imaginar que esa no iba a ser la única participación de Blanquifracaso S.A. en la fecha. Craso error, pido disculpas por la desprolijidad, pero es imposible adelantarse a los hechos cuando de nuestros inefables vecinos se trata.

Sí estimado público, los que se unen no por amor sino por el espanto han dado otra muestra de amargura, yéndose abrazados, juntitos, llorando los racinguistas y los vírgenes por una nueva desfloración del Rojo a estos últimos, en la casa del primero.

Y tan amargados se fueron que han sacado estos carteles a la calle, admitiendo que han tenido un fin de semana para el olvido:

Ahora sí, luego de esta breve actualización, paso a poner lo prometido:


Trago amargo en Tacita de Plata

La gloriosa albiceleste tenía un complicado compromiso anoche frente a un rival pobre, falto de ideas y que suele meterse muy atrás para aguantar hasta los resultados adversos, como todo club chico: el ex Racing Club, anoche de riguroso azul-celeste y números de color rosa. Y le fue mal, perdió 3-0. Es muy modesto lo de los jujeños, muy modesto. Pero no es Gimnasia y Esgrima de Jujuy a quien me gustaría analizar, sino su rival:


El equipo que antiguamente se llamaba Racing Club tiene como técnico a Reinaldo Carlos Merlo, uno de esos DT’s denominados “cabuleros”, esto es, que suele darle mucha importancia a las cábalas, azares y vueltas del destino, en los cuales cree poder influir mediante una serie de ritos que incluyen: no dejarse saludar antes del encuentro, hacer cuernitos, tocarse algún testículo y cosas por el estilo. En este lote de directores técnicos ‘mágicos’ podríamos citar a Alfio Basile y a Carlos Salvador Bilardo. Pero Merlo tiene una ventaja sobre todos ellos: no sabe nada de fútbol.




Si como jugador habíamos pensado que en su persona se había agotado el término “tosco” realmente ahora como DT llevó ese vocablo a su máxima expresión. El equipo que conduce puede ganar, perder, empatar. Puede golear o ser goleado, puede finalizar sus encuentros con marcadores ajustados a favor o en contra pero eso sí: indefectiblemente son horribles.



A esto hay que sumarle un conjunto de jugadores que lucha. Lucha contra el fútbol y el buen gusto. En ese sentido su afán de lucha es digno de aplauso y quizás es en la única contienda en la que siempre vence. Ver un partido del equipo que hace muchos años se llamó Racing Club produce un fuerte dolor de ojos. Es tal el malestar que genera que yo les recomendaría que ante cualquier duda consulten a su médico.



Se solía definir como “Fútbol total” a la Holanda de hace muchos años. Un equipo completísimo donde todos atacaban y todos defendían. Un lujo para los ojos y para el corazón.




Lo que vimos anoche sin embargo es el “Fútbol Bostaza”: un compendio de desatinos donde todos únicamente defienden, y en el cual la pelota suele parecer un objeto que solo busca entorpecer la férrea estrategia Bostacista. Un lujo para los antidepresivos y las sales digestivas.



Por eso señores, yo les recomiendo que solo vean un partido del equipo que en los albores del balompié se llamó Racing Club solo en caso de extrema necesidad, a riesgo de ser internado de urgencia: Cuando enfrente al club de sus amores o… no se me ocurren mayores excusas para verlo… y hasta estoy dudando si la anterior también es válida.

El periodismo seguramente seguirá mintiendo.
Shisus

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